jueves, 30 de octubre de 2008

No es exacto, jamás, el canto de la grulla,
ni el vagar del río, ni la constante inclemencia de las tardes
sin tiempo para tí.

No es exacto, nunca, el saber estar del clima,
ni el anhelo de las pautas ni los caminos sedentarios.

No es exacto tampoco el arrullo aquel escuchado.

En esa inexactitud encuentro
la calidez del ahora sin ayer.

lunes, 27 de octubre de 2008

A veces,
sólo a veces asciendo como globo
como grito, como clemencia o deseo,
como una luciernaga que ansía el sol, su padre.
No caer es la intención

A veces, tan sólo a veces busco,
con los dedos la mirada de la horca y el talento
ambos hijos de la necesidad de más,
hermanos tan sólo del tal vez.
No encontrar es la intención.

Es quizás en esos días cuando entiendo
la necesidad del sueño para
despertar sin intención.

jueves, 23 de octubre de 2008

Detrás de los dedos -algo físico- está
la infinidad del mundo.
Esa sabiduría de entender dónde posarlos,
a quién señalar, en boca de quién depositarlos
y así hacer callar lo que no se puede oír
o esperar el beso del cariño.

Lo material hay que saber usarlo,
pues tras los dedos estás tú,
y todo lo que mereces.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Estabas allí donde yo me encontraba
huías de las tardes, evitabas las mañanas,
sentías que no había silencios en la noche
y corrías siempre que evitaba tu mirada.


Ahora ya no hay aire, ni gotas,
ni costas, ni hierba, ni cuencos, ni casas,
ni aquel jersey de lana que existía
aún antes de que llegarás como un telegrama.

Espero que me enseñes algún día a vestir
sin tanta calma.

sábado, 18 de octubre de 2008

Dentro del río se escucha también
el ruido del agua, tibia, fluyente
y te hace partícipe a ti de la maraña.

Desde la orilla se lanzan piedras,
se contemplan las hojas vagar a la deriva
por la corriente eterna,
se intenta captar con un nylon la vida ajena.

Cada mañana al despertar
tiento con los pies los redondeados cantos
para saber si aún sigo externo a la realidad,
lanzando piedras, oyendo las ramas, siendo sólo aire
o me encuentro ya húmedo como la vida,
eterno como el agua,
herido como el pez, hoja a la deriva.

viernes, 17 de octubre de 2008

También a veces a mi me recordaba
a algo que no podía definir,
como me comentaste.

Es extraño,
me parece que he visto ya este cuerpo
y, sin embargo, es tan ajeno que me atrae.
Toco y pienso.

También a veces recuerdo aquello que no viví.

Ayer me llamaste tarde, ya me había acostado
y sin embargo entiendo que a veces
las cosas ocurren tarde.
Llámame, lo cojo.

También a veces espero despierto la llegada del sueño
con un sonido que da la salida a lo tuyo sin mi.

martes, 14 de octubre de 2008

Una vez más llega
como el crujir de la madera,
temblando del deseo de surgir
la perenne necesidad de huir,
de cambiar el yo por el ayer,
el asegurado por la necesidad,
el género por el negocio
y la vida por el quizás

lunes, 13 de octubre de 2008

Los había de mil colores,
de mil formas, apilados en vertical, horizontal,
alguno parecía venido de otro mundo,
y sabían de aquí.

Estaban todos listos para un terreno baldío.

Nada es como creemos que iba a ser,
todo es como una mañana de domingo,
todo es lo que aparenta no ser.
Y tú sin abrir el plástico.

Añado.

Es tarde y temprano para las horas
que teníamos en el reloj.
Es lejos.



Huye aquí, ven.

martes, 7 de octubre de 2008

No sé si existe la lentitud
o sólo el desatino de saber
que no habrá ninguno día después
del previamente acordado.

lunes, 6 de octubre de 2008

Tira del cable rojo y del azul así acabará la duda.
Apaga la luz cuando sientas la piel.
Escucha la gota que cae toda la noche en la pila vacía
como quien oye un poema.
Nada a la deriva sabiendo donde estás y adonde quisiste ir.
Busca una aguja en la catedral,
junto al oro y la ropa interior infantil
como si fuese un pajar de rica hiel.
Añora la vida de los que no fuiste, sabiendo lo que hubieses hecho.
Quiere al que te odia, odia al que te quiere y sonríe a cualquiera de los dos al hacerlo.

¿qué tiene de malo una opinión?

sábado, 4 de octubre de 2008

Me gusta que al leerme sientas lástima por mi
y que intentes por un instante -brizna de luz-
abrazar la pantalla del ordenador.

Me encanta que al leerme sientas alegría
y albergues en un instante -mota de polvo-
todos los guiños del tiempo.

Me flipa que al leerme quieras coger un cuchillo
y sientas la esperanza de atacar -giro de cadera-
cada letra del teclado.

Me apasiona que seas lector del yo
y no corrijas mi marcha aunque sepas que voy
directo al muro de un acantilado -sol de noche.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Manejo con las manos
la palabra del ayer como un mecanismo que falló
al igual que haría un niño ante un juguete estropeado.
Sólo aire modificado y te fuiste, sólo
tener que retomar el aliento
para gritar cuando ya no había espacio en el testamento.