viernes, 28 de noviembre de 2008

Huyo, 
lentamente, 


del día.


martes, 25 de noviembre de 2008

Estudio la forma de entender
nuestra nocturnidad
y no soy capaz de arrojar 
luz sobre el asunto
sin perder el foco de mi atención,
sin abrir los ojos al día,
sin que amanezca cada jornada.



lunes, 24 de noviembre de 2008

Rió llorando al pensar que existe
la posibilidad de que pueda llegar a aprender
del nefasto caminar del tiempo.

Sabía que estaba atrapado
ya, en el ataud 
bajo tierra, bajo cielo, bajo techo.


Fue tarde para lamentos,
pero aún es pronto para sonrisas.
Aprendió demasiado fácil el tiempo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Tras redondas noches de eterna virtud
nuestros encuentros se fueron planteando
cada vez de manera más errática.

En cierta ocasión cogimos la luna por los cuernos,
otra concluimos que la felicidad estaba allí sentada
con las manos cruzadas, mirándonos, expectante,
sin saber qué hacer consigo misma.

Recuerdo también, con cierto cariño, aquella tarde
que terminó como tantas otras cuando se fue la luz,
o el día en que compensamos las ganas de vernos 
con una cita sesgada por el horizonte digital.

Tras nocturnas veleidades se alzó la palabra sol 
a la mañana antes inédita.


lunes, 17 de noviembre de 2008

Se repetía día a día la caida del tiempo
y los relojes dejaban de lamentarse
a la misma hora, siempre.

Al pararse la vida se entiende el movimiento
y se acata la lenta deriva del pasar.

Somos poco a poco, sólo poco a poco
y, a menudo, quietos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Con el viento golpeándome la cara
en lo alto de aquel edificio
y el sol tocando cada grito de mi piel
junto a la azotea,
la vida parecía tener un final claro.


En la acera, rojo el suelo, frío el tiempo
la vida parecía no haber comenzado nunca.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Corriendo al tiempo
te tendí la mano manchada de conciencia. 
Allí, mirándote subir, sentí la necesidad de saber
cómo es la vida atendiendo a la verdad, 
cómo es ser una realidad pactada de antemano.

Nada recuerdo de lo aprendido entonces.

martes, 11 de noviembre de 2008

Me acerco sin más a tu lamento
y trago palabras que saben a fallo,
a intento, a necesidad y me miras
y obtienes silencios. No volveré a estar.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Ayer te recordé de memoria con pequeños gestos
y creo que,
aparte de algunos pequeños matices
que aún tengo que perfilar con los dedos,
te pareces bastante a la idea que tengo de la eternidad.

Ayer, al gestionar tus pasos, me di cuenta que ya es tarde,
que el vaivén de los días es implacable
y la permanencia una necesidad.

Eres larga y recia, noche, cuando pienso sin pensar
y, sin embargo, aquí escribo pensando cada linea como si fuese
un comienzo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Es hora ya de acercarme, despacio,
como el segundero atascado de un reloj a punto de morir
abriéndome paso entre el cristal y el cartón doblado
con la absoluta certeza de que cuando llegue ya habrán dado las doce.

Es hora ya de acercarme, sin ruido,
como una manta que cae en la noche al pie de la cama,
rozando tan sólo el muslo pero notando la calidez antes atribuida.
Ya no hay dolor pero sí incómodos huecos helados.

Es hora de sentarme mirando a través del cristal
como acaricias los brazos de las arenas
y el paso del placer alejado.

martes, 4 de noviembre de 2008

Ahora, tras una noche,
los porqués son la excusa para intentar el cómo.