viernes, 29 de febrero de 2008

Haber perdido una vida

Desde Buenos Aires me llegó esta carta:
"¿Tuviste alguna vez la sensación de haber perdido
una vida?
Yo llegué con retraso a la mía y aun no había ni comenzado,
pero ya era. El barco
levó su ancla con el tiempo justo para evitar
chocarse de frente contra el iceberg,
pero el roce abrió un surco hiriente.

¿Alguna vez sentiste haber perdido el rumbo?

Yo llegué a puerto y tú lo sabes. Ahora espero aquí
a que tu nave no tenga la suerte ingrata
del marinero y se vuelque en la tormenta.

No perderé la vida si ahora llegas,
aunque sea tarde ya para izar las velas"

El matasellos está húmedo e ilegible.
Aún espero al remitente.

Nunca sabré si fue aquí o allí
donde estaba mi destino. De cualquier manera
si que pienso que he perdido una vida.

jueves, 28 de febrero de 2008

Me parece extraña

Es extraña la visión de un mundo tan pausado
repintado del placer de mirar como envejece
la palabra escrita en el espejo,
gustarle al tiempo y sus caprichos, sentir la sensación,
del valor asignado ya a cada moneda.

Contar debes los días que quedan para volver a empezar de cero
y contar lo que queda una vez y otra y otra y otra vez
hasta que el camino gire y se vuelva nuevo

Cuando las laderas de este lado del cielo esperan a que pases
sin preguntarse acaso que promesa cumplirás aún sin hacerla.
cuando el reloj de la garganta se calla gritando,
cuando el sol penetra en la vendimias, entonces y solo entonces
me acuerdo de aquel día en el que lanzaste ruidos al viento,
para que la brisa, con su movimiento, los colocase y pronunciase perfectos.

Me parece extraña la visión de un mundo tan pausado
Y no estarás más, acelerando a mi lado las palabras.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Confía en mí, será muy poco

Es necesario,
tanto como el agua,
o como un flor, o como las estrellas
tatuadas en el alma, no soñar.

Hazme caso, pequeño, escucha al hombre magullado
atiende a las bolsas moradas bajo la vista
y sujeta con la mano la cachava que te tiendo.
Óyeme decirte que no sueñes, que no es necesario.
No es aconsejable.

En cierta ocasión me dijeron que tener ideales,
pensar en el futuro, sonreir cada mañana
era la mejor forma de enfrentarse al mundo.

¡Mentira, ingratos!

Escúchame, pequeño, y
se gris. Así verás la felicidad del ajeno disiparse.
No ansíes nada. Así lo poco que obtengas,
-confía en mí, será muy poco-
te sabrá a fruta fresca en boca de otros, pero al menos
no se te habrán caido los dientes con el azucar de la noche.
No sueñes, espera la caida que llegará.
No te esfuerzes, no sirve para nada.

Es necesario no hacerlo si se quiere ser feliz.
O al menos no ser demasiado desgraciado. Algo más factible.

Espera a que te llegue la muerte, tan sólo ahí
te darás cuenta de que te han mentido siempre.

Cada palabra de ánimo que te han dedicado, pequeño,
ha sido la mentira necesaria de un ingrato que creía quererte.

Llora cada mañana como forma de enfrentarte al mundo.

lunes, 25 de febrero de 2008

Fruta

Cogí con miedo la fruta que me lanzaste,
y la mordí como quien muerde un tiempo.
"Es fruta de temporada" -me dijiste
y yo no entendía su significado.

Ahora, temporadas después, tras años de barbecho
comprendo que no es la fruta lo que madura,
son los labios que la besan,
los dientes que taladran su fina carne,
las manos que magullan
el terciopelo fresco de su exterior.
La fruta no cambia nunca,
pero nosotros aprendemos a domesticar sus sabores.

Cada cereza que queda en el árbol
es un minuto que se pierde en la eternidad.

viernes, 15 de febrero de 2008

Sigo.

Iba corriendo sin mirar atrás
como un niño, un balón y un coche que se cruza.
Bien. Sigo.

Apareció y no dije nada. Nada
de lo que había planeado decir día tras día en la cama.
Silencio. Bien. Sigo.

Era tarde y me quedé dormido. No pude soñar
con lo que tenía planeado, pero soñé.
Sí, soñe. Bien. Sigo.

¿Te pregunto algo? No contestes.
Mejor así. ¿Mejor así?
Mejor. Silencio. Bien.
Sigo.

Feliz es quien es. Sin existencia no existe la felicidad.
Ahora sólo me queda esperar a que llegue otro ahora
antes de suicidar en defensa propia el mundo que cree
hace tan solo 16 lineas.

Está bien. Sigo. Basta. Amén.

jueves, 14 de febrero de 2008

Milagro

Una tras otra fueron saliendo las palabras temblorosas,
como monjas que llevasen esperando la hora de orar.
más del tiempo necesario. Y llegaron al destino.

Ahora, tras colgar el teléfono, sólo queda aguardar
un movimiento, un silbido, una mirada.

Fueron entrando una a una, las palabras a la caja de madera
lugar del que tardaron en salir,
más del tiempo necesario.

Quizás aún no sea tarde para ir al altar
y pedir un milagro.

martes, 12 de febrero de 2008

Tren de vida.

Aquella tarde al llegar me encontré, al fondo de la habitación, un televisor encendido y en negro. Sabía que estaba encendido porque no todos los negros tienen el mismo color. Éste poseía esa vitalidad que precede al movimiento, como cuando justo antes de encender la luz de tu cuarto, ya puedes ver nítidamente lo que te vas a encontrar.
Una silla observaba, vacía, la televisión.
Nada más.
La puerta se cerró y me dejó dentro. La luz del sol entraba insultante por la ventana y por una pequeña rendija entre las tablas del techo. Era una casa vieja.
Al mirar fijamente y de cerca al televisor, pude observar cómo mi cara se había quedado pálida sobre el negro y la sangre había dejado de brotar de mi cuello.
Nadie me dijo que había que traerse unos auriculares al morir. Ahora, cuando empieze mi película, no voy a poder oirla y no recuerdo si había puesto subtítulos.

miércoles, 6 de febrero de 2008

nada

Hoy no voy a escribir ningún poema,
me voy a quedar con las ganas de tocar
las finas lineas de las palabras,
la lencería fina de las letras.

He decidido vestir mi cuerpo hoy
y no desnudarme ante la vida
poniendo sobre la pantalla
cada gota de idea que me brota de los codos.

Hoy no vais a leer nada.

martes, 5 de febrero de 2008

Alas blancas

Oí una vez decir a un sabio
que la lluvia no cae si no se desea,
que jamás se cuelga la ropa cuando ya está seca
y que las hormigas que vuelan
-aquellas que nunca abandonan el suelo-
son como los sueños que se cogen tarde:
pesados presagios de otras verdades
que nunca cumplen su función.

"Pura supersticón" - pensé yo.

Aquel día llegué a casa seco y nada más cerrar la puerta
escuché el estruendo premonitorio de un trueno en la lejanía.

De debajo de la cama salieron caminando sin hacer ruido
miles de hormigas negras con las alas blancas.
Dejé la puerta abierta, por si algún día vuelve a llover.

lunes, 4 de febrero de 2008

Gilipollas

A word after a word after a word is power
Margaret Atwood.


Cada vez que le daba una calada al cigarro
se le caían tres palabras al suelo
y con ellas un sinfín de significados.

Jamás podrá formar ya la palabra trinidad,
ni conjugar el verbo caminar. Ni ser una sirena.
Y todo por las palabras.

Hace unos años, cuando me dirigía corriendo al colegio
porque llegaba tarde para poder cruzarme con ella por la calle
en el momento justo, me resbalé y me hice una brecha.

Desde ese día no me he vuelto a cruzar con ella allí
y no me ha vuelto a dirigir la palabra.
Mi gran duda-ahora décadas después, cuando la veo fumar-
es saber si no le gusta mi brecha
o no encontró las palabras exactas para dirigirse a mi.

Poco a poco, voy arrancando palabras del diccionario,
palabras que veo como van goteando por sus labios,
palabras que ya nunca podrá decirme.


Ahí veo como cae "gilipollas". Algo es algo.

domingo, 3 de febrero de 2008

Ropa

A un paso.
Y aún así incapaz
de estirar la mano, de alargar el alma
hasta aquella habitación.

La luz cegaba, el olor quemaba
A un paso y choqué contra el cristal.
Silencio. Golpe seco. Rojo.

Tengo en el bolsillo de dentro de la cazadora
un mapa que me lleva hasta allí, a un paso,
pero aún no he sido capaz de abrir la cremallera.

Tengo calor y no puedo quitarme la ropa.

viernes, 1 de febrero de 2008

Una frase

Me dijiste tan solo una frase.
Todo lo que yo quería oír y te marchaste.

Ahora el aire y la luz que me rodean
ya no son lo mismo.
Mantienen
intacta la presencia de tus labios,
diciendo palabras que solo se deben escuchar
cuando se necesita una simple razón
para no volver a morir nunca.

mentir

Como aquel asquenazí que dijo
mentir al decir que miente,
escribo lo que no pienso
me alejo de mi escritura.

A veces, cuando me leo,
me estoy leyendo por dentro,
a veces cuando me leo,
odio hasta los teclados.

Como un viejo que nos dijo
que escribir es lamentarse,
yo lamento escribir tanto
y vivir tanto del aire.