jueves, 17 de febrero de 2011

Aún recuerdo-como si hubiese existido-
esos días en que amaba las librerías
y salía cargado de palabras.

Recuerdo aún comprar un libro
y devorar sus versos, palpar sus tapas,
besar el lomo, oler sus hojas.

Aún lo recuerdo mientras olvido
el inmenso placer que resultaba
entender
lo que otros entendieron antes.

Ahora intento olvidarme a mi mismo
para así poder
aprender a ser lo que nunca quise ser.