miércoles, 29 de agosto de 2012

Acurrucado estaba en el blanco de la noche,
inerte ante la pesadilla
y vivía anclado
sin aire, sin luz, sin vida propia.

La corriente le llevaba y él no oponía
resistencia. Se dejaba vivir hasta morir.
Moría cada día.

Ser vuestro aliado no implica querer,
no quiere decir creer las palabras del momento,
no indica fidelidad.

En el blanco de la noche se dejó llevar para siempre.
Y ahora espera sentado al final del camino su final.