Me vi
traicionado por la tarde
y sus espacios
al alejarme del tiempo
y las posibilidades de su finitud.
Aprendí con ello a besar
el minuto que acaba de abandonarme
y le perdono su marcha
y le agradezco su existencia
y creo que no habrá más realidad
que la del beso entre el minuto y mis dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario