Estaba en el bolsillo interior de la chaqueta.
No recordaba que hacía allí,
pero sé que la guardé por algo.
Ahora, años después, el valor de esa moneda
se ha multiplicado de recuerdos
que ya he olvidado.
Hay una huella dactilar, hay un mensaje.
Hay mucho tiempo acumulado en aquella moneda.
Pasaré mi vida intentado averiguar qué es
lo que hace que llore la cara en la moneda.
Esta moneda me ha devuelto el sabor de un café con sacarina.
jueves, 31 de enero de 2008
L.A. girl
Creo recordar que fue en Los Angeles
-L.A. como los gusta decir a los entendidos,
pero yo no entiendo nada-
tan sólo creo recordarlo, no lo sé.
Te habías sentado junto al gordo aquel que comía una hamburguesa,
yo estaba leyendo un libro sobre estereotipos
y como evitarlos a la hora de escribir.
No me atreví a mirarte y entonces,
como el niño inoportuno de la mesa de al lado,
comenzaste a tararear un canción.
Me la sabía entonces, pero ya se me ha olvidado.
Te levantaste tras dos estrofas, cogiste tu gorra verde,
y te marchaste en un cadillac, sola.
Cerré mi libro sobre estereotipos
y como evitarlos a la hora de escribir
para sentarme
donde habías estado tú comiendo.
Creo que fue en Los Angeles y creo que eras tú,
aunque no estoy muy seguro.
Lo que no recuerdo es la canción.
Ni lo que comiste.
-L.A. como los gusta decir a los entendidos,
pero yo no entiendo nada-
tan sólo creo recordarlo, no lo sé.
Te habías sentado junto al gordo aquel que comía una hamburguesa,
yo estaba leyendo un libro sobre estereotipos
y como evitarlos a la hora de escribir.
No me atreví a mirarte y entonces,
como el niño inoportuno de la mesa de al lado,
comenzaste a tararear un canción.
Me la sabía entonces, pero ya se me ha olvidado.
Te levantaste tras dos estrofas, cogiste tu gorra verde,
y te marchaste en un cadillac, sola.
Cerré mi libro sobre estereotipos
y como evitarlos a la hora de escribir
para sentarme
donde habías estado tú comiendo.
Creo que fue en Los Angeles y creo que eras tú,
aunque no estoy muy seguro.
Lo que no recuerdo es la canción.
Ni lo que comiste.
miércoles, 30 de enero de 2008
Encimera
Un día, mientras contemplaba
la inmensa placa solar de mi encimera
se me cayó un trozo de metal del pecho.
Ardía.
No era comestible, ni me dolía, pero salió
de lo más profundo de mi espalda.
Desde entonces, entiendo mejor
el funcionamiento de las cosas,
cosas somos.
Cada sensación es un impulso eléctrico.
Somos unos y ceros. Somos máquinas
perfectas que no se pueden permitir
ni una ardiente desliz ante la encimera.
la inmensa placa solar de mi encimera
se me cayó un trozo de metal del pecho.
Ardía.
No era comestible, ni me dolía, pero salió
de lo más profundo de mi espalda.
Desde entonces, entiendo mejor
el funcionamiento de las cosas,
cosas somos.
Cada sensación es un impulso eléctrico.
Somos unos y ceros. Somos máquinas
perfectas que no se pueden permitir
ni una ardiente desliz ante la encimera.
martes, 29 de enero de 2008
Inés Pereda
Estuvimos durante toda la tarde
hablando de la muerte y de la preparación
a una posible inmortalidad.
Los pasos que se hundían en la arena,
eran tan sólo un irónico presagio
de nuestro tétrico destino.
(ya no se me permite usar más adjetivos)
El sol de ocultaba con miedo.
La noche llegaba con tiento.
Estabamos a punto de irnos a casa
cuando soltó una frase que me desconcertó.
"Me gusta tu madre"
Después de decirlo torció la mirada.
Tenía la sensación de que acababa de mostrarme
una herida que no curaría nunca.
Me enseñó algo aquella tarde.
Años después, en un funeral comprendí
que la muerte llega igual que ciertas frases.
Inesperada.
(tenía éste en la recámara)
hablando de la muerte y de la preparación
a una posible inmortalidad.
Los pasos que se hundían en la arena,
eran tan sólo un irónico presagio
de nuestro tétrico destino.
(ya no se me permite usar más adjetivos)
El sol de ocultaba con miedo.
La noche llegaba con tiento.
Estabamos a punto de irnos a casa
cuando soltó una frase que me desconcertó.
"Me gusta tu madre"
Después de decirlo torció la mirada.
Tenía la sensación de que acababa de mostrarme
una herida que no curaría nunca.
Me enseñó algo aquella tarde.
Años después, en un funeral comprendí
que la muerte llega igual que ciertas frases.
Inesperada.
(tenía éste en la recámara)
lunes, 28 de enero de 2008
Fingiré
Voy a fingir que estas teclas
están atrofiadas y no me dejan poner
"vuelve".
Voy a fingir que no queda más gasolina en el mundo
y por eso no puedes venir a verme.
Voy a fingir que no me ha llegado tu último mensaje
debido a una mala conexión ADSL.
Voy a fingir que ya no existe electricidad
que cargue tu móvil y puedas llamarme.
Quiero pensar que la tecnología no está hecha
para que tú y yo nos queramos
pues si no voy a tener que registrarme
en una de esas páginas web de autoayuda.
Y me niego.
Te quiero obsoleta.
están atrofiadas y no me dejan poner
"vuelve".
Voy a fingir que no queda más gasolina en el mundo
y por eso no puedes venir a verme.
Voy a fingir que no me ha llegado tu último mensaje
debido a una mala conexión ADSL.
Voy a fingir que ya no existe electricidad
que cargue tu móvil y puedas llamarme.
Quiero pensar que la tecnología no está hecha
para que tú y yo nos queramos
pues si no voy a tener que registrarme
en una de esas páginas web de autoayuda.
Y me niego.
Te quiero obsoleta.
jueves, 17 de enero de 2008
memoir
Ocurrió el catorce de abril
de mil ochocientos quince
y yo aún no lo recuerdo.
Sé que sucedió por los libros,
por las manos que me lo indican,
por una par de guiños, apenas sugeridos,
que mandan todos mis ideales
al pozo eterno de la duda.
Sé que pasó porque tú me lo has dicho
y todo lo que surge de tu boca,
volcán de palabras ardientes,
es dogma y credo para mí.
Son fechas, sólo fechas,
que marco a hierro en la memoria de otro.
de mil ochocientos quince
y yo aún no lo recuerdo.
Sé que sucedió por los libros,
por las manos que me lo indican,
por una par de guiños, apenas sugeridos,
que mandan todos mis ideales
al pozo eterno de la duda.
Sé que pasó porque tú me lo has dicho
y todo lo que surge de tu boca,
volcán de palabras ardientes,
es dogma y credo para mí.
Son fechas, sólo fechas,
que marco a hierro en la memoria de otro.
martes, 15 de enero de 2008
si lo
Al despertar solo encontré
dinosaurios escritos
sobre una hoja arrugada
y mi mano apretada en un puño
gritándole al tiempo:
ven, sabré qué hacer contigo,
sabré usar cada tic de tu insignificante esfera.
Desperté, pero no había relojes aún.
dinosaurios escritos
sobre una hoja arrugada
y mi mano apretada en un puño
gritándole al tiempo:
ven, sabré qué hacer contigo,
sabré usar cada tic de tu insignificante esfera.
Desperté, pero no había relojes aún.
lunes, 14 de enero de 2008
Vienen
Uno a uno van llegando
con sus mejores galas mis recuerdos.
Se me quedan mirando,
a la espera de una reacción
para comenzar su implacable martilleo.
A veces es una lágrima, a veces una sonrisa
casi siempre un modulación extraña en mi dedos.
Casi nunca un paso atrás para recuperarlos,
pero vuelven inexorablemente
uno a uno mis recuerdos, con sus mejores galas.
Ayer, creí que los había esquivado,
pero nada más torcer la esquina de mi año
aparecieron de nuevo silenciosos
aturdidos, sin saber muy bien hacia donde dirigirse
simplemente esperando el gesto que les indique
cual es el motivo de su vuelta.
A veces vienen bondadosos,
en ocasiones armados hasta los dientes
pero siempre, siempre llegan pendientes de mi
y con la intención malsana
de hacerme girar, una vez más, el cuello.
con sus mejores galas mis recuerdos.
Se me quedan mirando,
a la espera de una reacción
para comenzar su implacable martilleo.
A veces es una lágrima, a veces una sonrisa
casi siempre un modulación extraña en mi dedos.
Casi nunca un paso atrás para recuperarlos,
pero vuelven inexorablemente
uno a uno mis recuerdos, con sus mejores galas.
Ayer, creí que los había esquivado,
pero nada más torcer la esquina de mi año
aparecieron de nuevo silenciosos
aturdidos, sin saber muy bien hacia donde dirigirse
simplemente esperando el gesto que les indique
cual es el motivo de su vuelta.
A veces vienen bondadosos,
en ocasiones armados hasta los dientes
pero siempre, siempre llegan pendientes de mi
y con la intención malsana
de hacerme girar, una vez más, el cuello.
sábado, 12 de enero de 2008
pal Saúl
Nunca se me ocurrió escribir bajo amenaza,
bajo el yugo implacable de la amistad lejana
que solicita, pide y anhela palabras,
ideas, recuerdos y candelas varias.
Nunca se me ocurrió y aquí me tienes,
agradecido de oir que te preocupas
de regalar tu tiempo a mis escritos,
añoranzas y algún que otro delito.
Eso sí, Saúl, ahora te digo
que desde hoy y hasta que lo decida
escribiré tan sólo y sin reparo
cuando me salga de la punta de mi pluma.
Saludado quedas aquí mismo,
primo, hermano, amigo, caballero
pues de momento me despido ahora
hasta que otra ocasión requiera mi presencia.
bajo el yugo implacable de la amistad lejana
que solicita, pide y anhela palabras,
ideas, recuerdos y candelas varias.
Nunca se me ocurrió y aquí me tienes,
agradecido de oir que te preocupas
de regalar tu tiempo a mis escritos,
añoranzas y algún que otro delito.
Eso sí, Saúl, ahora te digo
que desde hoy y hasta que lo decida
escribiré tan sólo y sin reparo
cuando me salga de la punta de mi pluma.
Saludado quedas aquí mismo,
primo, hermano, amigo, caballero
pues de momento me despido ahora
hasta que otra ocasión requiera mi presencia.
sábado, 5 de enero de 2008
hoy
Hoy
he decidido que quiero ser
algo más que aire y carne,
algo más que un simple mirar.
Hoy
he decidido que quiero ser
un adiós interminable y una cigarra,
una casucha que se derrumba por fuera
pero mantiene una escalera intacta para subir
al piso que nunca se habitó.
Hoy
he pensado que siendo más aire
no llegaré jamás al quicio de la ventana.
¿Y para qué?, te preguntarás.
Para poder decir que estuve allí,
apoyado, esperando a que la tarde
me recordase que esta noche dormiré junto a tí.
Hoy
he decidido ser.
he decidido que quiero ser
algo más que aire y carne,
algo más que un simple mirar.
Hoy
he decidido que quiero ser
un adiós interminable y una cigarra,
una casucha que se derrumba por fuera
pero mantiene una escalera intacta para subir
al piso que nunca se habitó.
Hoy
he pensado que siendo más aire
no llegaré jamás al quicio de la ventana.
¿Y para qué?, te preguntarás.
Para poder decir que estuve allí,
apoyado, esperando a que la tarde
me recordase que esta noche dormiré junto a tí.
Hoy
he decidido ser.
jueves, 3 de enero de 2008
annus
Tiene que pasar
para que nos demos cuenta.
Sin ello tan sólo estamos estáticos.
Son las cicatrices de los relojes,
las marcas olvidadas del calendario
lo que nos empuja a no caer en el vacío.
Tiene que pasar
para que nos percatemos de su presencia
y entonces las tardes pasan
a noches.
Fecha es ya para el destierro en nosotros mismos.
Comienza la caminata.
para que nos demos cuenta.
Sin ello tan sólo estamos estáticos.
Son las cicatrices de los relojes,
las marcas olvidadas del calendario
lo que nos empuja a no caer en el vacío.
Tiene que pasar
para que nos percatemos de su presencia
y entonces las tardes pasan
a noches.
Fecha es ya para el destierro en nosotros mismos.
Comienza la caminata.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)