miércoles, 30 de enero de 2008

Encimera

Un día, mientras contemplaba
la inmensa placa solar de mi encimera
se me cayó un trozo de metal del pecho.
Ardía.
No era comestible, ni me dolía, pero salió
de lo más profundo de mi espalda.

Desde entonces, entiendo mejor
el funcionamiento de las cosas,
cosas somos.
Cada sensación es un impulso eléctrico.

Somos unos y ceros. Somos máquinas
perfectas que no se pueden permitir
ni una ardiente desliz ante la encimera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Feelings are not supposed to be logical. Dangerous is the man who has rationalized his emotions."