martes, 22 de abril de 2008

Lección

He aprendido a evitar la tentación de buscar
cada tarde en mi cartera el billete de tren
a una ciudad en la que no cabía
ni un minuto de mi tiempo.

He aprendido.
Entiendo

el silbido y la mirada,
la huella y la humedad,
el ruido y la penumbra de cuando el hueco
habita un espacio anterior a éste.
Comprendo ahora la necesidad del reloj y de la marcha,
del camino y sus contornos, de la vida
vivida sin saber que
un hueco es lo que busco
y el aire lo que me cubre.

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