sábado, 24 de enero de 2009

Era verdad la tardanza de las gotas de lluvia
en el cristal de la casa abandonada,
como era cierto el canto.
Era verdad.

Era verdad el sacrilegio que se les hace a las tardes,
cuando se quiere corregir un final,
como era cierto el verso.
Era verdad.

Era verdad también la lejanía del placer de haber estado 
con mano firme y expectante junto al libro,
como era cierto el rocío.
Era verdad.

Aquel día sólo mentía el sueño
de esperar una verdad más grande, más pura,
más llena de respuestas y preguntas,
como son siempre tan ciertas 
las palabras.

6 comentarios:

Marisa Peña dijo...

¡Qué joya Guillermo! Ese "era vrdad" , hermoso paralelismo que va dejando un eco en cada estrofa, y ese verso final cerrado en la certeza de las palabras. Me gusta mucho.Un beso

????? dijo...

Maravillosas palabras... lindo poema! Me encató estar aquí...seguro que volveré!

ASOCIACIÓN SOCIOCULTURAL ATAMAN dijo...

"Era verdad el sacrilegio que se le hace a las tardes,
cuando se quiere corregir un final"
Es precioso me encantó , saludos desde esta isleña mañana de sol

Aliba dijo...

¿siempre ciertas las palabras...? ;)

Guillermo dijo...

Las palabras son siempre ciertas, puras, objetos perfectos, ideas preclaras... otra cosa es el uso que de ellas se quiera hacer.

Aliba dijo...

Retiro entonces las interrogaciones a mi frase ;) Y sigo buscando palabras ciertas para llenar una memoria...