Hablé a menudo de la palabra y el tiempo
para pronunciar un adiós. Comenté
y de esto sí que no me olvido,
la capacidad del no como destino.
Y desde la negación solo se puede buscar
un sentido distinto a la vida,
una hoja que pasa irremediable,
otro no detrás de la ventana
con sobrero ancho, bufanda
y una mirada calurosa en los ojos.
Un positivo cantar de la cigarra.
Ayer, hablaba casi siempre de la palabra
y se me atragantó el vino inerte del aliento.
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