miércoles, 19 de marzo de 2008

¡y qué, ah!

Esta pieza no debería ir aquí
dijo con las instrucciones en la mano
y la vida destartalada en medio del suelo
a medio componer.

Yo juraría que esto me tocaba ahora,
que es en este momento en el que debería ocurrir
y para ello tengo que poner esto aquí.
No entiendo nada. Nada.


Sin embargo la pieza no encaja y
la vida cojea, baila, no al ritmo.

Cogió un papel:
un, dos, tres, cuatro dobleces.
Lo colocó donde sobraba aire.

Ahora, por lo menos, podré usarlo.
¿Quién cojones escribirá estos estúpidos folletos?

pensó mientras apoyaba las manos vacias
en su remodelada vida.

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