miércoles, 26 de marzo de 2008

Marco

...y una sonrisa amplia cuadriculada.

La mochila ya ni siquiera guardaba
un recuerdo de aquella tarde.
Estaba rota y extasiada tras tanto viaje.
En ella se había escondido un sueño,
tres mentiras, dos trayectos de tren eternos,
una foto, un libro y un bolígrafo
lleno de tinta aún sin usar.

Al deshacer la mochila me encontré en un bolsillo
que casi ni conocía, una sonrisa amplia
enmarcada en un pequeño folleto de un museo
que me recordó los múltiples viajes que no volveré a tener.

Esta repleto ya mi cupo de trayectos: solo eso sé pues recuerdo
esa sonrisa amplia cuadriculada.

No hay comentarios: