lunes, 10 de marzo de 2008

Intersección.

El volante no dejaba de girar
a la derecha. Lluvia, viento y casi
nadie esperando en el destino.
El GPS repetía una y otra vez
dirección errónea.
Gire de nuevo en la siguiente intersección

con la voz robótica y lejana
que no me acerca más a nadie.

Era sólo una autopista.
Solamente un trayecto.
Una vida.

Giró y miró al suelo.
Ahora las líneas estaban quietas
y cerca, demasiado cerca.

No hay comentarios: