lunes, 10 de noviembre de 2008

Ayer te recordé de memoria con pequeños gestos
y creo que,
aparte de algunos pequeños matices
que aún tengo que perfilar con los dedos,
te pareces bastante a la idea que tengo de la eternidad.

Ayer, al gestionar tus pasos, me di cuenta que ya es tarde,
que el vaivén de los días es implacable
y la permanencia una necesidad.

Eres larga y recia, noche, cuando pienso sin pensar
y, sin embargo, aquí escribo pensando cada linea como si fuese
un comienzo.

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