Llegaba a un recta larga, perpetua,
cadena de tiempo. El día soleado,
el pavimento gris, perfecta la tarde.
"Tres kilómetros completamente rectos"
había oído decir.
Velocidad en memoria
110, 112, 114, 116, 118, 120, 122, 124...148
Se desaborchó el cinturón, comenzó un pitido.
La dirección del coche recién revisada.
Se deslizó al asiento de atrás.
Ciento cuarenta y ocho.
El coche recién limpiado. Un kilómetro.
El pitido aumenta
su volumen, su insistencia, el recordatorio.
Pasó al maletero y se abrazó a sí mismo.
Tumbados juntos, intentando dormir.
Los dos.
Medio kilómetro.
Un pitido.
Ciento cuarenta y ocho.
Cero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario