Desde hoy, y hasta que salga otro día,
habré de codificar en tu regazo
las palabras que definan tú;
ese espacio,
y entonces
serás un diccionario, una receta,
un adiós escrito, una postal,
una fórmula, un antídoto,
una explicación, un libro de instrucciones
y una llamada de alivio a los dedos cansados ya
de marcar la línea para que no me equivoque
de renglón, de hora.
Eres la biblioteca de una vida.
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