¿Está ocupada esta silla?
Las primera palabras que te oigo decir
y de mi boca tan solo sale
un no rotundo y frío.
No
te dije y en realidad
quería poder decir te estaba esperando.
Esa silla estaba
reservada para ti y no lo sabías.
No lo sabíamos.
Ahora vives lejos. Te sientas
en miles de sillas, de otros cafés
de ciudad. Pero yo sigo aquí
en el mismo sitio, en la misma silla
esperando que vuelvas
y me preguntes.
Probablemente te vuelva a decir no.
Soy así de tonto.
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