jueves, 26 de febrero de 2009

Acerca la oreja al volcán
y escucha el grito eterno del mundo,
la tristeza de la roca al despertar,
el cariño de la madre tierra.

Acerca el oído al atardecer del sol,
y sabrás qué susurro te depara el mañana,
que mentira te espera desde ayer,
que intenso dolor nos cubre.

2 comentarios:

María dijo...

Me ha hecho pensar este bonito poema, acercarte a lo más primitivo para recordar que la vida te depara cosas buenas y cosas malas, conectar con lo más profundo y esperar lo que tenga que venir como manifestación de que estamos vivos.

Precioso.
Un abrazo.

Aliba dijo...

Qué sutil, sí señor. Muy buenos los matices y los contrastes.
Espero que hayas disfrutado mucho del mecer de las olas.