domingo, 8 de febrero de 2009

Decir casi lo mismo al levantarse del sueño,
romper los lazos duros de la necesidad,
acatar lo mismo labios que sogas al cuello
y pedir, con ojos rotos, un segundo de calor.

Hablar como sirenas que cantan sus plegarias,
torcerse las muñecas como en un ritmo tribal,
cruzar las piernas fuerte, como quien busca un sendero,
y olvidar, 
sin tiempo para el no, 
la certeza de saberse a la deriva.

Ayer me levanté sonriendo.

3 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Bellísimo, desgarrador, a pesar de la sonrisa...Un abrazo, poeta

Luzzy Duran dijo...

Los versos me hiceron llegar hasta vos y lo que he encontrado me ha sorprendido, simplemente hermoso lo que has escrito.
Me llevo el link para visitarte más seguido y te dejo un beso con cien abrazos etéreos :)

María dijo...

Acatar lo mismo labio que soga al cuello...desolador, bellamente desolador.
Paseando de blog en blog, he llegado al tuyo...me quedo un rato, si me dejas...
Un saludo.