lunes, 22 de marzo de 2010

Al abrir las tentaciones he abierto los ojos.

Me he dado cuenta de que no quiero ser un mero espectador, un simple y complejo lector. Quiero ser sujeto y no objeto. Quiero ser el que hace.
Al verme como parte ínfima de algo; al creer que he contribuido en algo al mejor entendimiento de un texto; al ser un medio para acercar dos mundos, mil ideas, me he percatado de que quiero ser algo activo en ese mundo.

Las cosas cambian por la gente que las cambia, no cambian solas. He de morir de un ataque al corazón por no haber parado nunca de indagar, de investigar, de formar parte de la vida cultural del país, y como traductor o escritor, del mundo. Moriré de un ataque al corazón ilustrado, entendiendo con claridad como se escapa la vida de mis venas, sabiendo como murieron otros y aprendiendo de sus muertes. No para jamás de moverse en esta vida, para poder morir, felizmente agotado.

Una vela muere tras haber consumido toda su cera iluminando libros. Quiero ser esa vela leyendo ese libro hasta mi último suspiro de humo.

Mis estrellas me llevan lentamente a algún lugar que aún no conozco pero que ya puedo olisquear. Esperemos que no se quede en un aroma lejano.

Voy a ser algo más que un lector, un espectador.

Hoy he abierto los ojos a un mundo de dulces tentaciones, a un mundo de conocimiento sin fin, hasta su final.

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