viernes, 5 de marzo de 2010

Paseo descalzo, percibo
el frío de las rocas mudas,
la mirada desconfiada del musgo, el latir
de las gotas en los charcos.

El ritmo es no más que una distancia,
un trayecto entre dos sonidos, una lejanía,
un dejar pasar

Al llegar espero.

Espero y busco.
Busco. Me hurgo, me pierdo.
Espero al llegar y espero.

Nunca debí de haber abandonado
los lugares, las ciudades, las sonrisas
que no son éstas.
Allí yo ya llevaba
las riendas del caballo.
Aqui me limpio el barro frío de la caída,
año tras año, sueño tras sueño.

Nunca debí de haber abandonado los lugares que no son éste.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitely,

Dorothy

Natalie dijo...

pareces resignado, y sin embargo eres libre; nada te retiene en estos lugares, puedes elegir retornar a aquéllos que añoras.