lunes, 15 de marzo de 2010

Hoy toca hablar del silencio

Ciertas ramas de la tradición judía, en especial los judíos jasídicos ultraortodoxos, creen en la educación de los hijos por medio del silencio. Esta tendencia impone a los vástagos un respeto por las tradiciones y los mayores que muchas veces puede desembocar, o dar lugar al miedo. No obstante, este silencio no implica lejanía o falta de afecto, sino un respeto total por el individuo y su crecimiento personal. Lejos de lo que pueda parecer, los judíos respetan, dentro de una cultura y una religión tan enraizada, las decisiones personales e individuales y creen fervientemente -40 años vagando por el desierto lo prueban- en el dolor y el error como forma de perfección. Mediante esta enseñanza silenciosa, basada en actos y liturgias en las que el hijo es un espectador activo, los judíos buscan las enseñanzas del "haz lo que yo hago y no lo que yo digo" dejando así una amplia gama de interpretaciones en manos de los "aprendices".

Somos víctimas de nuestros silencios o de nuestras palabras.

Dentro de la tradición de mi familia materna, sobre todo en su lado masculino, el silencio ha sido una forma de aprendizaje. ¿No hablamos de ciertas cosas porque no hace falta hablarlas o simplemente no nos atrevemos? Bajo mi punto de vista, los silencios que guardamos son una forma de enseñanza y de comprensión. Sabemos lo que necesitamos sobre los otros y lo que no sabemos lo intuimos. Esa es nuestra forma de aprender.

¿Son los silencios una forma de grito?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es esa nuestra froma de aprender. Creo que deberias ponerle interrogaciones. Algunos silencios no son respeto, no son positivos aprendizaje; Son sumisión, indefensión e incluso renuncia.