lunes, 26 de mayo de 2008

diferencia

Me acostumbré a tu desacierto, a las tardes
de asueto en el balcón y a los libros abiertos
en tu regazo.
Me acostumbré a vivir sin alicientes
sin miedos y sin tareas.

Me acostumbré.

Decidí, quizás muy tarde ya, que era uno más entre la gente,
una cara llena de caras sin rostro. Un yo como tú.
Me acostumbré, me di por vencido.

Ahora busco el tú que hay en mí. Busco en este cuerpo
la diferencia con el resto que sé debe existir.
Busco esos sueños que creía únicos y que aún están en algún sitio,
inamovibles.
No son tan comunes,
son yo y solo yo.

Me acostumbré a intentar ser diferente y eso me hizo ser
no más que una costumbre en ti.

Ahora tú y yo somos la diferencia que el resto tiene.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda eres un libro abierto.