miércoles, 22 de octubre de 2008

Estabas allí donde yo me encontraba
huías de las tardes, evitabas las mañanas,
sentías que no había silencios en la noche
y corrías siempre que evitaba tu mirada.


Ahora ya no hay aire, ni gotas,
ni costas, ni hierba, ni cuencos, ni casas,
ni aquel jersey de lana que existía
aún antes de que llegarás como un telegrama.

Espero que me enseñes algún día a vestir
sin tanta calma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estabas allí donde yo me encontraba
huías de las tardes, evitabas las mañanas,pero si pudiera tretoceder estaria, hasta el fin de semana.

Carolina Pérez dijo...

Este me gusta especialmente :)
Saludos.