A un paso.
Y aún así incapaz
de estirar la mano, de alargar el alma
hasta aquella habitación.
La luz cegaba, el olor quemaba
A un paso y choqué contra el cristal.
Silencio. Golpe seco. Rojo.
Tengo en el bolsillo de dentro de la cazadora
un mapa que me lleva hasta allí, a un paso,
pero aún no he sido capaz de abrir la cremallera.
Tengo calor y no puedo quitarme la ropa.
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