domingo, 22 de junio de 2008

Libro carnal

Una costelación de puntos susurra,
jugando,
palabras prohibidas, biensonantes, caprichosas
al oído de la noche, al abrigo del terreno.
Con los dedos, unidos a la piel irremediable,
diseño versos perdidos, traduces las negras lineas
que surgen del pergamino terrestre de tu contorno.

Dedo tras dedo hasta cumplir un cuento
con tapas de hilo, líneas de luz e incierto final.

Seguimos leyendo, línea a línea, casi puntos
hasta que despierte el mundo,
justo en el momento en que caigamos
en la gramática incierta de las incertibumbres.

Ciertos libros se cierran solos, tal y como se abrieron,
intactos, jugosos, pendientes de otra lectura,
ansiosos de vida.

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