domingo, 8 de junio de 2008

Yo sé que tú, mi amigo, todo lo sabes.
Fuiste el último en abandonar
mi casa, mi calle, mi corazón.

Yo sé que tú, mi amigo, todo lo intuyes
y entiendes que mi vida va sin rumbo fijo y sin demora,
siempre hacia delante.
Puedes, lo sé, decirme lo que necesite.

Así que dime, amigo,
¿Siguen jugando los niños a la peonza en mi calle?

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