Yo sé que tú, mi amigo, todo lo sabes.
Fuiste el último en abandonar
mi casa, mi calle, mi corazón.
Yo sé que tú, mi amigo, todo lo intuyes
y entiendes que mi vida va sin rumbo fijo y sin demora,
siempre hacia delante.
Puedes, lo sé, decirme lo que necesite.
Así que dime, amigo,
¿Siguen jugando los niños a la peonza en mi calle?
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