En ocasiones las noches,
toman giros extraños y aparecen
pequeñas luces en plena oscuridad,
una sombra tibia sin sol
o un mañana caluroso y repentino.
Ansías no despertar con el giro de los suspiros,
con la llamada a la puerta de un atardecer,
con el sueño perturbado de un insecto,
con el brazo sudoroso de la eternidad,
con el grito callado de las sábanas
o con el muslo hiriente de la cotidianeidad,
y nunca ocurre.
En mitad de la noche, una mirada es mediodía.
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